La cara externa de un edificio es como la piel de nuestro cuerpo. Las hay de varios tipos y cada una necesita un cuidado diferente. Para que se conserve en buen estado y la construcción esté protegida de agentes externos, un buen mantenimiento de la fachada es clave. Te compartimos en este post cuatro consejos básicos para que luzca como nueva durante mucho más tiempo.
¿Qué puedo hacer para que una fachada se mantenga en buen estado?
El clima, la contaminación atmosférica y la suciedad hacen que una fachada se vaya deteriorando. Por eso, es importante no dejar pasar los meses cuando se detecta un desperfecto, por mínimo que sea. Así evitaremos problemas más graves como grietas, humedades, goteras, desprendimientos o pérdidas del aislamiento térmico. Para ello, lo más recomendable es acudir a profesionales que nos garanticen un buen servicio. No obstante, para mantener la fachada en buen estado, también hay algunas tareas que puedes realizar tú mismo y sin gastar mucho:
1. Limpieza
Es interesante programar una limpieza cada cierto tiempo para controlar el estado de conservación de los materiales y valorar la necesidad de una intervención experta. Se recomienda el uso de agua a baja presión -que evitará la erosión- y una brocha fina para eliminar los restos de suciedad en las esquinas.
2. Elementos metálicos
Hay que inspeccionarlos con regularidad y fijarse en el estado del revestimiento. Si está dañado será necesario renovarlo para asegurar su longevidad.
3. Pintura
El buen estado de la pintura en la fachada no solo es importante por cuestiones estéticas: su deterioro puede provocar grietas o filtraciones. Si presenta signos de desgaste como astillas o descamación, es recomendable dar una nueva mano de pintura.
4. Huecos y grietas
Si aparece cualquier tipo de hendidura, puedes ponerte manos a la obra y realizar un parche temporal con mortero reparador hasta la llegada de un técnico que evalúe el alcance del daño.
“Cuando construimos, déjanos creer que lo hacemos para siempre” John Ruskin (1819-1900)
El anhelo de trascendencia que transmite esta frase célebre de John Ruskin, crítico de arte y escritor británico, está presente en el género humano desde los albores la humanidad, en las pinturas y en construcciones de piedra.
Ha llovido mucho desde entonces y nuestras construcciones son cada día más duraderas. Ahora bien, la realidad es que, si queremos que perduren, hay que invertir en su conservación.
Ten en cuenta que el gasto que se haga en el mantenimiento constante de una fachada es una inversión de futuro, que te ahorrará dinero y te ofrecerá seguridad y tranquilidad.
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